Década de los setenta, un período complicado en la historia de Chile, sin embargo, un joven Luis Destefani ingresaba a BancoEstado, llevaba una mochila llena de ilusiones y expectativas, que el tiempo sabría cumplir.
Era julio de 1977, la primera estación era la sucursal San Fernando, luego viajaría a Antofagasta, La Serena, para finalmente, recalar en Santiago, en las sucursales de Ahumada, Independencia y en las gerencias de Contabilidad y Finanzas, y Recursos Humanos.
“Miro hacia atrás y veo todo lo que significó ingresar al Banco, fue un período de cambios en vida, pero siempre positivos. En la empresa, pude desarrollarme como persona y profesional, alcanzando cada uno de los objetivos que me propuse, lo cual me llena de orgullo, dado que cada uno de mis esfuerzos, valieron la pena”:
Al mismo tiempo, avanzaba su carrera en la empresa, Luis encontraba el espacio para desarrollar su vocación social a través de la labor sindical. Fue delegado de la sucursal Independencia y luego de Recursos Humanos, para asumir en poco tiempo, la presidencia del Cuerpo de Delegados de Santiago.
Eran tiempos complicados para el sindicalismo en el país, pero su vocación fue más fuerte y ningún miedo pudo con las ganas de representar los anhelos y esperanzas de sus colegas.
“Es una vocación que sentí desde joven, desde el colegio la labor social fue importante, sobre todo, porque siempre estuve muy ligado a la Iglesia y al desarrollo del humanismo cristiano como forma de ver la vida y aproximarse a los demás. Ese marco valórico me ayudó en muchos aspectos y me guía hasta el día de hoy”.
Ingeniero en Administración de Recursos Humanos, fue además consejero nacional de la CUT, donde fue protagonista y testigo de importantes reivindicaciones sociales a nivel país.
Al interior de la Directiva Nacional, ostentó el cargo de presidente durante la Negociación Colectiva de 2015, uno de los períodos más convulsionados a nivel de relación entre Sindicato y Administración. Fue ese año, donde -en plena Negociación-los trabajadores votaron la huelga por segunda vez en la historia de la Organización.
Amante del campo, la vida al aire libre, está casado con Rosario Espinosa y tiene dos hijos, Giannina y Enzo, además de tres nietos, Martina, Vicente y Bruno. Fanático de la lectura, las nuevas tecnologías, el cine y la música de películas, es un agradecido de la vida y de los desafíos que pone en su camino, “nada es más reconfortante que luchar por un objetivo, sentir la satisfacción de cumplir con uno mismo y con las personas que te rodean”.